¿Te has preguntado alguna vez por qué los conflictos parecen perseguirte a todas partes?
A menudo oímos hablar del conflicto como algo que hay que evitar o resolver lo antes posible, pero ¿y si te dijera que el conflicto es en realidad un milagro que te invita a mirar dentro de ti? Exploremos juntos cómo esta «tensión» puede ser la semilla de un cambio profundo, capaz de transformar tu vida.
El conflicto: un milagro disfrazado para comprender quiénes somos realmente
¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué nos persigue el conflicto? En la sociedad moderna, el conflicto suele verse como un obstáculo, algo que hay que evitar. Pero si miramos más profundamente, podemos ver que cada tensión o enfrentamiento es en realidad una invitación oculta a descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos.
¿De dónde viene el conflicto?
El conflicto surge de una falsa creencia sobre quiénes somos. Pensamos que estamos separados del mundo y de los demás, pero esta visión nos lleva a malinterpretar nuestra propia naturaleza. Vemos la realidad como algo externo a nosotros, siempre cambiante, y olvidamos que sólo es un reflejo de nuestro autoconcepto. Esto lleva al 95% de las personas a vivir en reactividad, persiguiendo el exterior y dependiendo de las circunstancias para determinar cómo se sienten.
El conflicto como espejo del yo
Cuando nos enfrentamos a un conflicto, estamos observando una proyección de nuestras creencias internas. Es como un «toc toc» del universo, una llamada a mirar en nuestro interior y reconocer la energía asociada a esa situación. Todo conflicto nos invita a elegir entre dos opciones básicas: el miedo o el amor.
La percepción es la clave
En un mundo de dualidad, como en el que vivimos, donde todo se divide entre opuestos (bueno y malo, bello y feo, correcto e incorrecto), siempre tenemos dos opciones: reaccionar desde el lugar del miedo o reaccionar desde el lugar del amor. La mayoría de la gente vive en la reacción, reforzando sus sentimientos de escasez, victimismo e inseguridad. Pero podemos elegir responder con amor, conciencia y confianza en nuestro propio poder.
Todo depende de cómo nos veamos a nosotros mismos. Si cambiamos nuestra percepción de lo que somos, el conflicto se disuelve, como las nubes dejan paso al sol que siempre ha estado ahí.
Elegir entre el miedo y el amor
En cada momento, la vida nos ofrece dos caminos: reaccionar con miedo o responder con amor. Cuando elegimos el amor, dejamos de identificar nuestro valor con lo que ocurre a nuestro alrededor y conectamos con nuestra fuerza interior. Y cuanto más cambiamos nuestra percepción, más cambia el mundo a nuestro alrededor. No porque la realidad externa haya cambiado, sino porque tenemos una nueva forma de mirarla.
Ejercicio sobre cómo convertir los conflictos en oportunidades
La próxima vez que tengas un conflicto, prueba este sencillo ejercicio:
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En conclusión
Convertir el conflicto en una herramienta de crecimiento personal requiere práctica y conciencia, pero conduce a una profunda libertad interior. Recuerda, el sol siempre está ahí: sólo tienes que mover las nubes para verlo.